Una cultura alineada con la estrategia empresarial garantiza coherencia y eficiencia en la operación diaria. Para poder lograr esta alineación es recomendable seguir estos pasos:

  1. Definir una cultura clara: los  valores y principios deben estar en sintonía con la misión. No basta con establecer la cultura organizacional, debe vivirse en cada interacción y proceso interno.
  2. Medir la cultura actual: herramientas como Pierre Culture Index ayudan a identificar brechas. Sin una evaluación periódica, es difícil determinar si la cultura está evolucionando en la dirección correcta.
  3. Ajustar procesos: tanto la selección de talento como la gestión del rendimiento deben reflejar la cultura deseada. Si una empresa valora la innovación, pero tiene procesos burocráticos que desmotivan la creatividad, existe una contradicción que debe corregirse.
  4. Capacitar líderes: son ellos quienes traducen la cultura en acción. Los gerentes y directivos deben ser los primeros en modelar los valores organizacionales y fomentar comportamientos alineados con la estrategia del negocio.

Uno de los mayores desafíos en la alineación de la cultura con la estrategia es la resistencia al cambio. Muchas veces, los colaboradores se sienten cómodos con la forma en la que han trabajado durante años, y ven los ajustes como amenazas. Para mitigar esto, es fundamental que la comunicación sobre la nueva cultura organizacional sea clara y que se resalten los beneficios de estas modificaciones.

Otro problema frecuente es la falta de coherencia entre lo que la empresa dice y lo que hace. Si se promueve un ambiente de trabajo inclusivo, pero las decisiones de contratación no reflejan esa diversidad, se genera desconfianza. La clave está en ser auténticos y consistentes en cada nivel de la organización.

Cuando la cultura organizacional y la estrategia de negocio son cónsonas, se genera una organización más coherente y efectiva. Los colaboradores entienden su rol en la empresa y trabajan con mayor motivación, lo que se traduce en un desempeño óptimo y en crecimiento sostenible. Además, una cultura bien gestionada mejora la reputación de la empresa y la convierte en un lugar atractivo para nuevos talentos.