En el ámbito de los recursos humanos, la importancia de una cultura organizacional saludable suele ser subestimada. No obstante, los costos de una mala cultura organizacional pueden ser considerables y afectar gravemente el rendimiento de una organización. A continuación, se exploran tres costos principales: la alta rotación de personal, el bajo desempeño y la falta de compromiso en los empleados.

Alta rotación de personal

Se ha observado que la alta rotación de personal es uno de los costos más evidentes de una mala cultura organizacional. Los colaboradores tienden a abandonar la empresa con mayor frecuencia cuando no se sienten valorados o cuando el ambiente de trabajo es negativo. Esto genera costos significativos, incluyendo los gastos de reclutamiento y formación de nuevos talentos, así como la pérdida de estos y experiencia acumulada.

Bajo desempeño

El bajo desempeño de los colaboradores también se ha asociado con una cultura organizacional frágil. Cuando los trabajadores no se sienten apoyados o motivados, su productividad tiende a disminuir. Esto no solo afecta la calidad del trabajo, sino que también puede provocar retrasos en los proyectos y una disminución en la satisfacción del cliente. 

Falta de compromiso en el talento

La falta de compromiso en el talento se considera otro de los costos críticos de una cultura organizacional frágil. Cuando los colaboradores no se sienten conectados con la misión y los valores de la empresa, su entusiasmo y lealtad disminuyen. Esto puede manifestarse en una menor colaboración, una comunicación deficiente y una mayor resistencia al cambio. A largo plazo, la falta de compromiso afecta negativamente la moral del equipo y la capacidad de la empresa para innovar y adaptarse a nuevos desafíos.

Se ha evidenciado que los costos de una mala cultura organizacional son numerosos y variados. La alta rotación de personal, el bajo desempeño y la falta de compromiso en los colaboradores son solo algunos de los problemas que pueden surgir. Por lo tanto, invertir en el desarrollo y mantenimiento de una cultura organizacional antifrágil es esencial para el éxito a largo plazo de cualquier organización.